El hijo del ex presidente gestiona contratos y proyectos inmobiliarios millonarios para su exitosa novia. Su sociedad con un misterioso empresario.
Antonito de la Rúa se instaló a mediados de diciembre pasado en la estancia “La Colorada” que su novia Shakira compró en las cercanías de José Ignacio y allí se quedó, en un plan de vacaciones sólo interrumpido por un viaje relámpago a los Estados Unidos, donde fue a acompañar los aires solidarios de su amada, invitada al show benéfico para las víctimas del terremoto en Haití.
En la intimidad de su descanso esteño, De la Rúa reveló los negocios que lo despabilarán en el nuevo año y que, aunque intente despegarlos, tienen eje en su exitosa y multimillonaria novia, casi como si fuera un mánager informal de la colombiana: está atento a sus contratos y el devenir de su fundación Alas, y planea comenzar a construir un desarrollo inmobiliario en las Bahamas, asociado a la imagen de la cantante.
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